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Los Hellmoore

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Oliver... ¿Olivia?

 

Olivia Mcgintys tenía muy claro lo que quería para su vida: primero recuperar el condado de Levington, para eso debía echar al administrador nombrado por su madre y después ocuparse personalmente de la administración y de su gente. Pero… ¿cómo hacerlo siendo mujer y tan joven? Para sus propósitos deberá convencer a su tío y luego a su prometido de que la ayudaran. No tenía mucho para negociar, pero en agradecimiento le devolvería su libertad para casarse con quién él quisiera. La empresa ha iniciado y es Oliver quién debe llevarla a cabo.
Brian Hellmoore tenía sus propios planes y éstos incluían convencer a cierta Condesa que debería casarse con él. Aceptó ayudar a Olivia y también el reto que él mismo se impuso para cambiar los planes de su prometida. Para ello se valdría de todas las armas que tuviera en sus manos. Sólo que jamás previó en descubrir el secreto de la Condesa. 
No es lo mismo seducir a una damisela en apuros, que a toda una guerrera. Ella se defenderá con uñas y dientes de sus atacantes y de la conquista amorosa por parte del Duque.
¿Logrará Brian convencer a Olivia de casarse o será Olivia quién convenza a Brian de dejarla?
¿O acaso Oliver será quién lo haga?

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Atado a París 
 

Para Henry Somerset todas las mujeres eran frías y frívolas, como su difunta esposa. Al encontrarse con París Hellmoore se instaló en él la duda. Esa mujer no se parecía a ninguna de las que había conocido hasta entonces pero aun así se negaba a entregarle su corazón.
París desilusionada después de su primera temporada, sentía que nada interesante podría ocurrirle, y que los hombres que conoció eran igual de intrascendentes. Sus amigas se habían casado y estaba sola. Era el exacto momento para abandonar todo y disfrutar de la soledad. 
Grande fue su sorpresa cuando apenas unas semanas después se encontró casada con un desconocido al que temía. 
¿Podrán ambos encontrar la felicidad?
¿Podrán confiar el uno en el otro lo suficiente como para intentar ser una familia?
La vida no es fácil y para un matrimonio de completos desconocidos, menos.

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A través de los ojos de Gabriel
    
Sophia no estaba dispuesta a entregar sus tierras sin luchar. Sus abuelos y bisabuelos habían trabajado duro por ellas y aun siendo culpa de su padre, no les iba a ser fácil arrebatárselas. Si pensaban encontrar a una tonta y dulce damita, no tenían idea de quién era ella.
Gabriel no alcanzaba a comprender qué pasaba con la señorita Willamsen; pero se propuso averiguarlo, jamás había rechazado un desafío. Solo no contó con enamorarse irremediablemente y… ¿Aceptar su doble vida?
¿Qué estaba pasando? O estaba equivocado o a punto de volverse loco.

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Detrás del Velo
 

Norfolk pasó toda su vida adulta tratando de proyectar una imagen de libertino disoluto ante la aristocracia que lo rodeaba. Era la única manera de poder vivir algo de su vida personal a su gusto. Pero lo que en el pasado fue muy bueno, en el presente se volvía en su contra. Había llegado el momento de sacar a la buena sociedad de su error. 
Ángela no era una niña mimada, siempre vivió protegida por sus seres queridos, pero era una mujer que sabía lo que quería y cómo conseguirlo. Muchas piedras en su camino hicieron que se cuestionara una realidad que creía la suya y que se le estaba escapando como agua entre los dedos.
Cuando el diablo mete su cola, nada bueno surge y si el diablo está acompañado de una mujer de pocos escrúpulos mucho menos. 
Los celos nublaron la razón del Duque y el amor que creía puro parece haber desaparecido. La Duquesa muestra una imagen que no coincide con su forma de ser.
La realidad suele presentarse distorsionada y nos obliga a caer en el error y la desidia de buscar la verdad.

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Solo por ella
 

Arabella no alcanzaba a recuperarse de la muerte de su madre, cuando poco tiempo después pierde a su mejor amiga. Con ambos seres queridos muertos y dos niños por criar, la ironía de la vida se impuso.
¿Qué tan difícil podría ser sacar adelante dos pequeños y sin un solo penique en la bolsa?
Ian estaba hastiado de que el detective, para el que trabaja, lo enviara a investigar casos aburridos y sin una pizca de atractivo que lo mantuviera en vilo, sin ningún incentivo.
Fue cuando se encontró a una sucia y harapienta delincuente con mucho valor y poca estatura, que le plantó cara en un callejón oscuro, demostrándole una valentía y un coraje sorprendente, dejando una huella en él que no pudo olvidar.

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